septiembre 07, 2015

Zaque

Mujerez

La última vez que supimos de Zaque todavía existía el MySpace y Facebook era todavía apenas unos algoritmos en una pizarra. Durante ese intersticio de nueve años, el fundador de Sonidolíquido entrenaba con Tino el Pingüino y este sacó "Aquí Somos lo que Hacemos" como resultado de su esfuerzo. También Zaque estuvo trabajando muy de cerca con Doctor Destino donde participó en dos discos suyos, en "Sin retorno al principio" y en el relajante EP "Luces y Calles" de DnA. En ese tiempo estuvo trabajando en unos beats a los que les puso nombres de mujeres. 

Luego de tanto tiempo e insistencias por fin está aquí "Mujerez Pedro P no es Hank Chknaski", su segundo álbum y hay que enfatizar que este no es un EP a pesar de sus 10 pistas y duración de casi menos de media hora. 

Producido, grabado, mezclado, masterizado y por él mismo, "Mujerez" está mejor trabajado que "El día y la noche en el infierno", pero este último es mucho mejor. 

 El disco empieza con 'Guillermina', unas ráfagas de sintetizadores fríos abren una cortina, "amo a todas las mujeres sin distinción" suena sample cortado por DJ Freak. A continuación 'Honorlina' sirve de transición para 'Bartola' una chica que viste Prada y Ecko Red, está en forma y se la pasa en los excesos para evadirse. Luego una trompeta irrumpe en un cielo gris, es el interludio de 'Juliana'. Olor a petricol es la triste 'Lluvia', es una canción personal que está dedicada a un familiar cercano de Zaque. 

Sobre esta montaña de emociones está la caída libre de 'Marta', junto a Tino el Pingüino escriben una de las mejores canciones del disco, después todo va en picada. 

Las ideas de "Mujerez" se vuelven un loop muy corto y al terminarse hay poco con que quedarse. Se supone que estas canciones son una consecuencia de una larga reflexión sobre las sórdidas experiencias del placer, el dolor y el amor, pero en el afán de ordenar todo se vuelve soso. 
 
No hay mucho ingenio en las canciones, el contenido es bueno, pero su escritura realmente no. La prosa con la que aborda uno de los seres más enreversados y misteriosos es más bien superficial, una creatividad aprensiva en la que después de tantas vueltas no hay mucho en qué pensar o repensar y quizás ese es su triunfo. 

Los beats en esta ocasión no suenan como de juguete y esta vez sí suenan a cajas, las armonías están mejor compuestas, hay una participación mayor de sintetizadores, una mejoría de recursos y provecho técnico, hasta Zaque canta y entona mejor. Sin embargo, tanta pulcritud termina por jugarle en contra, pues los ritmos están tan repasados que suenan acepticos, capa sobre capa que le quita emoción a la música. 

El mayor acierto de este disco es su brevedad y a pesar de todo su consistencia, 'Kimora' es la que mejor cara de "Mujerez", el cierre del ciclo con el mejor remate: 'De vivir se aprende y todo por servir se acaba, o sea no voy a llorar por la cerveza derramada". Sin embargo, es una lástima que a pesar de sus aciertos no alcanza el estatus de "El día y la noche", allí todavía tenía su MySpace y escribía su nombre con K, una versión más joven y despreocupada Zaque que no sembraba expectativas. 

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