abril 10, 2014

Volcano Choir 
Repave

Debemos afianzarnos a esa noción de la música como una obra abierta que no se completa hasta que el escucha no interviene y la hace suya. El segundo álbum del proyecto paralelo de Justin Vernon (Bon Iver), no es más que un pretexto para dialogar con la naturaleza, para la contemplación como ejercicio mental. La manera en cómo se desemboca este trabajo se siente como el giro en un entorno enigmático en donde existen cosas desconocidas que atraen e increpan. Atenerse a la portada nos remite a la furia del mar embravecido antes de que pase por la mente una densidad boscosa, puede ser engañoso. Pero, lo importante es el trazo de un nexo entre la música y la naturaleza. Los artistas inspirados en el taoísmo y el zen siempre han considerado al hombre como una parte integral de la naturaleza, como todo lo demás que la conforma: Montañas, ríos, árboles, flores, animales, fauna, y claro está, el mar. Ellos han utilizado la pintura de Corey Arnold, titulada The North Sea, para la carátula de una incursión, a lo largo de un trayecto de ocho canciones, a una experiencia sensible, con exuberancia, pese a la contención de elementos musicales; se entiende que se opte por pensar (o considerar) que se trata de post-rock lo que hace esta volátil agrupación norteamericana. Las etiquetas podrían resultar incomodas y relativas. Repave surge como la confirmación del gran acoplamiento que existe entre los miembros del grupo Collections of Colonies of Bees y vernon, un músico lleno de recursos, productor notable y vocalista que hace del falsete una refinada expresión del arte. Todo esto viene precediendo de Unmap (Jagjaguwar, 2009), disco en el cual ya se habían extendido en piezas de largo desarrollo, variaciones de intensidades y capacidad evocativa; todo esto sustentado por la gran capacidad de sus ejecutantes. En esta nueva reunión no han perdido esa vocación por lo experimental, aunque la voz sea un elemento que destaca como hilo conductor (algo impensado en aquello a lo que se le denomina post-rock). Rapave es el resultado de procedimientos que se espaciaron según las posibilidades de ambas entidades. Comenzaron noviembre del 2010 y terminaron en marzo del año pasado. Lejos parece el momento cuando Vernon era un hombre de desesperado por haber perdido a su novia y un músico al cual sus mejores amigos apartaron de la banda de toda su vida. De aquel periodo de desolación surgió el debutante solista For Emma, Forever Ago (Jagjaguwar, 2007). Material que le trajo el reconocimiento masivo y la salida del ostracismo (lo grabó solo, encerrado en una cabaña). Ahora le sobra el fogueo, tiene un estudio propio y la complicidad de sus colegas. Desde el sencillo, ‘Byegone’, ya se puede comprobar que la paleta sonora se ha ampliado, aunque sigue sin perder ese sello tan característico. Los nostálgicos podrán encontrar algún parecido al rock progresivo. La pieza cuenta con un video (dirigido por Michinori Saigo), en el que unos tubos fluorescentes colocados en mitad de un bosque enmarcan el paisajismo sonoro de Volcano Choir. El concepto zen se evoca y se reafirma cuando a partir de la idea de que lo “misterioso” –esa oscura e impenetrable profundidad de donde surgen todas las cosas gloriosas- es siempre un elemento esencial en toda acción creativa. Justin Vernon no paró durante el 2013, también lanzó un álbum de blues-rock junto a The Shouting Matches, apareció en el disco de Colin Stetson y no dejo de compartir grandes temas como: ‘Acetate’ y ‘Comrade’ que se unen a la colección de un músico que se preocupa por integrar la emoción y el conocimiento con el equilibrio.

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