marzo 12, 2012

Graham Coxon
Happiness in Magazines

Usualmente cuando dos potencias musicales en una banda empiezan a madurar es cuando los conflictos empiezan a escaparse de sus manos, y entonces los choques de poderes son inevitables. Cuando Graham Coxon partió de Blur ya contaba con tres trabajos en solitario y fue evidente que ya tenía la suficiente experiencia para las frivolidades de Think Thank y el sofismo celebre de su agrupación. Happiness in Magazines se disipa de cualquier especulación, lo que demuestra que Coxon tiene un énfasis y una afición al power-pop americano (que alguna vez gozó su ex banda en dos de sus mejores álbumes). La exploración existencial de fantasmas vacantes es notoriamente alguno de los tópicos más rentables del rock, pues a lo largo de doce temas este álbum se estremece al desviarse de su tríptico básico de guitarra, bajo y batería. All Over Me es una balada con una textura esporádica de arpegios, por otra parte está Girl Done Gone el cual es un rock/blues con una interpretación vocal sin mucho ánimo y que tiene toques minimalistas que recuerdan a The White Stripes o The Black Keys. Cuando se analiza este registro se pueden notar muchas contradicciones, lejos de la corriente principal a la fuerza de familiaridad absoluta, Graham encontró las paradojas armoniosas. Por supuesto que hay puntos secos como Hopeless Friend (que cita cínicamente a The Who palabra por palabra) pero no logra articular los toques ligeros del jazz con el rock. En el punto más irascible está el post-punketo de People Of The Earth, que a pesar de moverse en solidez termina sintiéndose como un anacronismo trasnochado. La hazaña de este álbum se puede encontrar en la repetición de coros fáciles que le permiten ser accesibles sin perder el paso (Freakin’ Out, Bittersweet Bundle Of Miserym, que por cierto es muy parecida a Coffe & T.V, Bottom Bunk, Don’t Be A Stranger). Picasso decía: ¨Los artistas malos copian, los buenos roban¨ y eso significa que hay una copia descarada de riffs actualmente, lo cual persevera la momificación del rock en el presente, que así sea, porque la felicidad en revistas mantendrá el balance, el conocimiento y establecimiento de la música. Y en un segundo análisis se puede encontrar que el problema de Graham Coxon es no seguir ningún ritmo, por ello la dispersión de cada uno de sus temas, no obstante sigue siendo un álbum recomendable.

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